No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Flp 2:3

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La importancia de ser “hijos de Abraham”

 

Introducción

 

Se relata en el evangelio de Lucas en el capítulo 3 versículo 7, que Juan el Bautista advertía a los Judíos que se acercaban a él que hicieran frutos dignos de arrepentimiento, antes que enorgullecerse diciendo “a Abraham tenemos por padre” por que Dios podría levantar hijos de Abraham aún de las piedras.

 

En la actualidad muchos de los que se dicen seguidores del Dios Único y Verdadero (llaménse a sí mismos espiritualistas, eliasistas o cualquier otro nombre) comenten el mismo error; ¿será acaso que a pesar de tanto tiempo transcurrido no hemos aprendido la lección? ¿será que aún hablando de tanta evolución y nuevos mensajes, se sigue cometiendo la misma equivocación?. En el presente artículo reflexionamos entorno a esta historia y como en la actualidad se sigue repitiendo el mismo error.

 

 

Los detalles de la historia1

 

La historia bíblica relata que cuando Juan el Bautista pasaba por todos los lugares cercanos al río Jordán, le iba diciendo a las personas que deberían volverse a Dios y ser bautizados para que Dios perdonara sus pecados; pero cuando Juan vio que muchas personas acudían sólo para que los bautizará, los reprendió diciéndoles que deberían portarse de tal forma que se viera claramente que se habían acercado a Dios y que no fueran presuntuosos diciendo que eran descendientes de Abraham; porque Dios podría convertir a las piedras en descendientes de Abraham.

 

Con esto Juan el bautista señalaba que no era suficiente sólo acudir a recibir algo que representaba un acercamiento con Dios, como lo era el bautizo que el realizaba, pues eran los hechos los que deberían demostrar que la persona realmente había cambiado y se estaba acercando a Dios.

 

También advertía que no debería buscarse una falsa justificación diciendo que poseían algún privilegio especial por ser descendientes de Abraham, ya que esa descendencia se volvía algo secundario cuando no había un genuino acercamiento a Dios, esta reflexión el apóstol Pablo en el capítulo 9 versículo 8 de su carta a los Romanos la confirma claramente diciendo “Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo a quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios, se les considera verdaderos descendientes.

 

 

 

¿Cuándo se comete este error?

 

Es frecuente que cuando se reúnen hermanos de diferentes grupos, algunos con una escasa madurez espiritual inician por presentarse haciendo énfasis en el abolengo del grupo al que pertenecen, diciendo cosas como “Yo soy fulano de tal guía de guías, o alto ministro, profeta del tercer tiempo” o toda una lista de rimbombantes nombramientos, o agregan “fui nombrado por perenganito, o fui marcado o nombrado en tal o cual congregación”.

 

Aquí debemos aclarar que no se está diciendo que sea algo erróneo presentarse con su cargo o nombramiento, ni que esté mal decir a cual grupo se pertenece; el error consiste en querer que ese sólo hecho nos coloca en una posición superior a los demás, o vuelve cierto de forma automática lo que se dice y que por lo tanto todos deberían escuchar a quien así se presenta y no cuestionarlo.

 

Hecha esta aclaración empecemos por recordar cuántas veces hemos visto hermanos que se presentan haciendo referencia a sus cargos o a larga historia que tienen dentro de su congregación, o a la antigüedad del grupo al que pertenecen; sin embargo, hay que considerar que a mayor antigüedad mayor responsabilidad, de tal forma que si tenemos veinte o treinta años en una congregación deberá ser más importante lo que habremos realizado en ese tiempo, o el progreso que hayamos logrado, pues como se dijo una vez en alguna cátedra “las piedras del camino llevan más tiempo que nosotros y no por eso están más evolucionadas”; y tal como dijo Juan el bautista no debemos permanecer confiados en nuestra antigüedad y abolengo pues si Dios lo deseará podría levantar piedras con una misma o mayor tradición que la que presumimos.

 

Será una incongruencia y un evidente error que alguien presentándose orgulloso del tiempo que lleva o de la congregación a la que pertenece así como de algún alto cargo que diga poseer, sus obras nos muestren lo contrario y veamos una persona soberbia que en una falsa espiritualidad se aleje de los demás y pida un trato especial, o que se muestre prepotente o con una imagen plagada de vicios desde los más simples como las malas palabras a los más graves como la mentira y la agresividad entre muchos otros.

 

Evitemos que nos ocurra lo que a la iglesia católica romana que su mayor fortaleza y de lo que se enorgullece que es ser de las más antiguas tradiciones cristianas y por que afirma tener una sucesión ininterrumpida de sacerdotes custodios de una tradición exclusiva, se convierte en el más fuerte testimonio de su debilidad al estar llena su historia de errores y testimonios en su contra.

 

Como ya antes mencionamos la grandeza del cargo o lo antiguo de la tradición que se representa debe corresponder con los hechos que se muestran de lo contrario se pone en evidencia que como espiritualista aún no ha comprendido ni los más sencillo. Entonces no perdamos de vista los ejemplos de la vida de Jesús; quien siendo quien era, representando genuinamente al Dios Único y Verdadero se daba a notar por su humildad, la claridad de sus mensajes y el gran amor hacia los demás.

 

Conclusión

 

Debemos recordar también que podemos caer en un error parecido al que cometieron los Judíos; ya que a pesar de que ellos eran los guardianes del mensaje de Dios, cuando el mensaje de Jesús llegó a ellos, lo rechazaron, y finalmente el mensaje hizo mayor eco en personas que no eran del selecto pueblo judío. No vaya a ser que teniendo una ilustre historia, siendo herederos de alguna hermosa tradición no vayamos a darnos cuenta del mensaje verdadero y seamos puestos fuera y otros vengan a ocupar un lugar mejor que el nuestro.

 

Así que más importante que decir que somos hijos de Abraham debemos mostrar con obras que cumplimos la voluntad de Dios Todopoderoso.

 

1El texto bíblico completo corresponde a Lucas 3:3-14 y los textos paralelos Mt 3.1-12, Mc 1:1-8 y Jn 1:19-28

 

Comentarios   

0 #1 JOSE JUAN 19-04-2014 17:49
TODO ESTA BIEN SOLAMENTE NO GENERALIZAR A LOS JUDIOS. DICE EL TEXTO, FARISEOS SADUCEOS. RECUERDEN QUE HABIA JUDIOS CREYENTES Y JUDIOS NO CREYENTES. LOS FARISEOS VIENEN DE LA ESCUELA DE SHAMAI, Y LOS CREYENTES DE LA ESCUELA DE HILIEL. ADEMAS EN QUIEN ESTAMOS CREYENDO EN UN JESUS ROMANO O EN UN JESUS JUDIO.
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